Cuando hablamos de cocina de autor, no podemos dejar de lado el compañero perfecto: el vino. En Querétaro, esta bebida ha dejado de ser un complemento para convertirse en protagonista.
En los últimos años, la región vitivinícola queretana ha ganado reconocimiento, culminando recientemente con la obtención de la Indicación Geográfica Protegida “Vinos de la Región Vitivinícola de Querétaro”. Este reconocimiento protege métodos tradicionales y afirma que los vinos de Querétaro obedecen a una identidad geográfica auténtica.
Un terroir con alma
Querétaro se extiende por distintos valles —Tequisquiapan, San Juan del Río, Ezequiel Montes— lugares de altitudes que alcanzan los 2,000 metros sobre el nivel del mar, lo que permite una maduración lenta y compleja de las uvas.
Además, los suelos calizos y la amplitud térmica —calor de día, frescura de noche— aportan acidez natural y perfil aromático distintivo.
Las cepas que más destacan hoy en la región incluyen Cabernet Sauvignon, Malbec, Syrah y Sauvignon Blanc, cada una con características particulares adaptadas a este microclima.
Protagonistas del vino queretano
- Viñedos La Redonda: pionera histórica de la vitivinicultura en Querétaro. Fundada en 1972 por Vittorio Bortoluz, ha sido base de la cultura vinícola local.
- Freixenet México: conocida por sus espumosos, con instalaciones en Ezequiel Montes, que aprovechan los climas extremos del altiplano queretano.
- Bodegas de Cote: ofrece experiencias completas: recorrido por viñedos, catas y gastronomía con vistas al monolito de Bernal.
- Otras bodegas emergentes como Valdozor, Vaivén o Norte B también han sumado diversidad al paisaje vitivinícola local.
Qué beber y cómo maridar
Los vinos queretanos —tintos jóvenes, blancos frescos y espumosos— muestran un equilibrio entre fruta, estructura y acidez que va muy bien con la cocina mexicana contemporánea.
- Los espumosos (como los de Freixenet y La Redonda) armonizan con entradas cítricas, mariscos ligeros o platos con salsa fresca.
- Los tintos jóvenes acompañan cortes de carne moderados, platillos con mole ligero o quesos semi-curados.
- Los estilos con crianza se prestan para platos más complejos: carnes con salsas profundas, estofados o guisos intensos.
Un llamado a la experiencia

En Ojitos Negros no solo ofrecemos platillos de autor, también queremos ser puentes hacia las experiencias vinícolas regionales y nacionales. Imagina una cena maridaje donde el Rib Eye al demiglace de huitlacoche se encuentre con un Syrah local; o acompañar una tarta mexicana del menú con un espumoso queretano que acaricia el paladar.
Querétaro ha emergido como destino enoturístico. Con la nueva protección IGP, más de 350 etiquetas se reconocen oficialmente bajo esta indicación. Este crecimiento no es solo numérico, es un testimonio de pasión, innovación y tierra compartida.